Roald Dahl es uno de los más grandes autores de la literatura para niños. Lo demuestra el hecho de que no una, ni dos, ni tres, sino la mayoría de sus obras se han convertido por derecho propio en clásicos de la literatura infantil.
De padres noruegos, Roald Dahl nació en Llandaff, Gales, en 1916. Su padre murió de una pulmonía cuando tenía cuatro años y a los siete años fue internado en un colegio inglés, donde sufrió el estricto sistema educativo británico que más tarde reflejaría en algunas de sus obras.
A los dieciocho años, una vez finalizado el Bachillerato, Dahl decidió no cursar estudios superiores, en contra de los deseos de su madre, y comenzó a trabajar para la compañía petrolífera Shell en África. Allí le sorprendió el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Dahl se convirtió en piloto de aviación de la Royal Air Force y fue derribado en combate, de modo que tuvo que pasar seis meses hospitalizado.
Más tarde fue destinado a Londres y Washington, donde empezó a escribir relatos en los que evocaba sus vivencias en la guerra. Su primera historia, A piece of Cake, se publicó en 1941 en el Saturday Evening Post.
Roald Dahl se casó en 1953 y tuvo cinco hijos. Su interés por la literatura para niños surgió precisamente por los cuentos que les narraba. Su primer libro infantil, publicado en 1943, fue Los gremlins. Sin embargo, Dahl se centró en el público adulto en su primera etapa como escritor y no comenzó a publicar historias infantiles hasta la década de los sesenta. A partir de ese momento empezaría su exitosa y prolífica carrera en la literatura infantil con títulos inolvidables como James y el melocotón gigante (1961), Charlie y la fábrica de chocolate (1964), El Superzorro (1970), Los cretinos (1980), La maravillosa medicina de Jorge (1981), El gran gigante bonachón (1982), Las brujas (1983) o Matilda (1988).
Dahl también escribió guiones para películas y muchos de sus libros se han adaptado al cine y la televisión.
La obra de Dahl se caracteriza por su espíritu transgresor, su humor negro y sarcástico y sus elementos mágicos y sobrenaturales. En ella se cuestiona la autoridad y se critica el mundo de los adultos. Dahl siempre se posiciona a favor de sus personajes infantiles; personajes rebeldes, inteligentes, curiosos y decididos:
Considero que los niños son seres semi-civilizados. Al nacer se están por civilizar, cuando llegan a los 12 o 15 años ya se les han enseñado modales: a no comer con los dedos, a ser limpios, a vestirse adecuadamente. Un montón de cosas que en realidad no quieren hacer, que no les gustan. Subconscientemente, los niños odian ser civilizados. Y la gente que les obliga a hacer esas cosas que no les gustan son los padres. Sobre todo la madre. Más adelante son los padres y los maestros. A los niños no les gustan estos adultos y yo uso esto en muchos de mis libros. Se trata de dejar en ridículo a los adultos ¿sabe usted? Es algo inofensivo pero a los niños les encanta. (1)
Roald Dahl murió en Oxford, Inglaterra, en 1990.
Su sitio web oficial está repleto de información interesante sobre su vida, su obra y su legado.
Te dejamos con un fragmento de uno de sus títulos más memorables: Matilda (Alfaguara, 2004).
—¿Dónde están los libros infantiles, por favor? —preguntó Matilda.
—Están allí, en las baldas más bajas —dijo la señora Phelps—. ¿Quieres que te ayude a buscar uno bonito con muchos dibujos?
—No, gracias —dijo Matilda—. Creo que podré arreglármelas sola.
A partir de entonces, todas las tardes, en cuanto su madre se iba al bingo, Matilda se dirigía a la biblioteca. El trayecto le llevaba sólo diez minutos y le quedaban dos hermosas horas, sentada tranquilamente en un rincón acogedor, devorando libro tras libro. Cuando hubo leído todos los libros infantiles que había allí, comenzó a buscar alguna otra cosa.
La señora Phelps, que la había observado fascinada durante las dos últimas semanas, se levantó de su mesa y se acercó a ella.
—¿Puedo ayudarte, Matilda? —preguntó.
—No sé qué leer ahora —dijo Matilda—. Ya he leído todos los libros para niños.
—Querrás decir que has contemplado los dibujos, ¿no?
—Sí, pero también los he leído.
La señora Phelps bajó la vista hacia Matilda desde su altura y Matilda le devolvió la mirada.
—Algunos me han parecido muy malos —dijo Matilda—, pero otros eran bonitos.
El que más me ha gustado ha sido El jardín secreto. Es un libro lleno de misterio. El misterio de la habitación tras la puerta cerrada y el misterio del jardín tras el alto muro.
La señora Phelps estaba estupefacta.
—¿Cuántos años tienes exactamente, Matilda? —le preguntó.
—Cuatro años y tres meses.
(1) Ferrer, Cristina. «Roald Dahl: el gigante amigo de los niños». Entrevista publicada en la revista CLIJ N° 2. Barcelona, Editorial Fontalba, enero de 1989; p. 39.
* La imagen pertenece a Charlie y la fábrica de chocolate (1964), ilustrado por Quentin Blake.