Maria Gripe es una de las escritoras más sobresalientes de la historia de la literatura infantil y juvenil. Nació en Vaxholm, Suecia, en 1923. Estudió Filosofía e Historia de las Religiones en la Universidad de Estocolmo y tras licenciarse se dedicó a la enseñanza. En 1946 se casó con el pintor e ilustrador Harald Gripe, quien la animó a escribir las historias que contaba a su hija Camilla y quien posteriormente ilustró la mayoría de sus libros. Gripe, no obstante, cultivó la escritura desde que era una niña.
Su primer libro, I vår lilla stad (En nuestra pequeña ciudad), se publicó en 1954 pero no alcanzó fama internacional hasta la década de los sesenta con la trilogía sobre Hugo y Josefina. En su larga trayectoria, con casi cuarenta obras publicadas, destacan títulos como La hija del espantapájaros (1963), Los hijos del vidriero (1964), Elvis Karlsson (1972), Los escarabajos vuelan al atardecer (1978) o Agnes Cecilia (1981).
Con un lenguaje sencillo, conciso y cuidado, Maria Gripe supo reflejar con respeto el mundo interior, reflexivo y emocional, de los niños, tratando tanto temas cotidianos como otros mucho más complejos: la amistad, la envidia, el autoritarismo, la religión, la inadaptación, la soledad, la muerte…
A lo largo de su carrera fue galardonada con numerosos premios dentro y fuera de Suecia; entre los más importantes el Nils Högersson en 1963 y el Hans Christian Andersen por el conjunto de su obra en 1974.
Residió la mayor parte de su vida en la ciudad de Nyköping. Falleció en Rönninge, en las afueras de Estocolmo, en 2007, a los 83 años.
Te dejamos con un fragmento de Elvis Karlsson de Maria Gripe (Alfaguara, 1993), uno de sus títulos clásicos, buen ejemplo de su escritura:
Elvis está sentado en la cama jugando con los botones de la chaqueta del pijama.
Es domingo y ya hace bastante rato que está despierto. Entre las maderas de la persiana se ve cómo brilla el sol. La mañana ya casi pasó y es cerca del mediodía.
Prueba con varios ojales. Desabrocha un botón, abrocha otro. Empieza a hacer bastante calor en la habitación.
¡Hala, allá va un botón!, parece que cayó debajo de la cama. Pero no puede verlo… tendrá que levantarse y buscarlo.
Pero claro, eso los despertaría…
Mira a papá y a mamá que están muy quietos en sus camas, durmiendo, durmiendo. Así es todos los domingos. No pueden levantarse porque ayer estuvieron de fiesta y ya casi era por la mañana cuando se acostaron.
Dicen que todos los papás y mamás hacen lo mismo los sábados por la noche. Hay que tener alguna diversión cuando se está libre porque durante la semana no tienen más que trabajo y problemas. Cuando se trabaja no hay tiempo para fiestas. Y Elvis tiene que comprenderlo, dice mamá, como el resto de los niños. Los niños tienen todo el tiempo libre que quieren y no necesitan desahogarse.
A Elvis le parece que eso de desahogarse quiere decir lo mismo que tener fiestas, lo cual también quiere decir que uno ha de tener visitas o ir de visita.
Sin embargo, Elvis tiene muchas ocupaciones, no está todo el tiempo libre. Pero no vale la pena decirlo porque ahora que todavía no va a la escuela no puede tener mucho que hacer, le dicen. Cuando empiece en la escuela ya verá, entonces sí que va a empezar la vida en serio, le dicen.
Elvis se olvida del botón y coge una de las revistas de mamá.
La vida en serio, ¿qué será eso?
*La imagen pertenece a Elvis Karlsson (Alfaguara, 1993), obra ilustrada por Harold Gripe.