Al igual que los adultos, la mayoría de los niños necesitan lecturas variadas. Asimismo, entre los niños de una misma edad existen diferencias en sus habilidades lectoras, intereses o gustos. Por ello, la división en edades o niveles lectores ha de considerarse, únicamente, con intención orientadora. Son los propios niños y los adultos cercanos a ellos, quienes realmente los conocen, los que pueden escoger las lecturas más adecuadas. No obstante, resulta evidente que los libros que pueden interesar a un pre-lector, por ejemplo, no van a ser los mismos que atraigan a un lector avanzado de 10 años.
Aunque ya dedicamos una entrada a cómo elegir un buen libro infantil y juvenil, no está demás detallar los principales rasgos de cada etapa lectora. En las próximas semanas vamos a ofrecerte una serie de consejos para escoger libros según la edad y el nivel lector que esperamos te sean de ayuda. Hoy comenzamos con los lectores más pequeños: los bebés.
Desde muy temprano los bebés pueden familiarizarse con los libros. En los primeros meses el libro será un juguete para chupar, morder, tocar, etc. Sin embargo, junto a los géneros de tradición oral (nanas, retahílas, historias de regazo…) estos libros también se convertirán en su primer contacto con la literatura y las artes visuales.
Poco a poco vendrán los libros de identificación, con los que el bebé reconocerá y nombrará objetos cotidianos y con los que desarrollará su capacidad de abstracción. Tras esta etapa podrán introducirse sencillas y breves historias: con principio, nudo y desenlace.
Teniendo en cuenta el formato, son apropiados:
- Libros que no sean tóxicos, de tela, cartón o plástico.
- De pequeñas dimensiones, manejables, encuadernación resistente y puntas romas. Has de pensar que son libros que el bebé va a chupar, morder, manosear… y con los que incluso va a jugar en la hora del baño.
En lo que respecta a la tipología son recomendables:
- Para los primeros meses de vida, libros de contraste visual (blanco-negro), con figuras básicas, imágenes sencillas y aisladas. Buenas obras son las de Tana Hoban y Xavier Deneux.
- Libros de primeras representaciones (o lo que en inglés se conocen como Early Concept Books): son libros breves, sin trama, con imágenes (presentadas de forma aislada) que muestran situaciones, personajes (pocos) u objetos familiares, propios del mundo del bebé. Gracias a ellos el bebé comienza a señalar, identificar y nombrar objetos. Buen ejemplo de ello es la colección Los libros del chiquitín de Helen Oxenbury o Miffy de Dick Bruna.
- Libros sobre hábitos y rutinas diarias (hora de comer, irse a la cama, etc.). En los que se muestre, se narre, y no se aleccione. Dos obras estupendas son ¡A bañarse! De Taro Gomi y Buenas noches, Luna de Margaret Wise Brown y Clement Hurd.
- «Libros pululares» o álbumes corales (conocidos en la tradición alemana como Wimmelbooks): son libros sin texto, de observación, en los que aparecen un sinfín de personajes que protagonizan múltiples narraciones de manera simultánea. Recomendamos los libros de Ali Mitgusch, creador del género, y los de las estaciones de Rotraut Susanne Berner.
- Libros con rimas, poesías, retahílas o canciones breves, asociados a la literatura de transmisión oral. Uno de los mejores ejemplos es la colección De la cuna a la luna de la editorial Kalandraka o el libro Delante de mi casa de Marianne Dubuc.
- Abecedarios. Existen infinidad de ellos. Te recomendamos los de Marion Bataille y Kveta Pakovska.
- Libros y álbumes ilustrados que presenten breves narraciones (con o sin texto) de una forma ágil y que puedan ser leídos en el regazo del adulto (en este caso sí pueden ser libros impresos en papel). Dos buenos libros son Pequeño Azul y Pequeño Amarillo de Leo Lionni y Buenos días de Jan Ormerod.
- Libros-juego: pop-up, solapas, troquelados, acordeón, sonoros… Algunos buenos ejemplos son las obras Animales opuestos de Petr Horáček o Del uno al diez de Chuck Murphy.
Recuerda, pues, que los primeros contactos con la lectura comienzan en el terreno de la oralidad. Acuérdate de aquellas canciones o nanas de tu infancia e intenta convertir en un relato incluso las rutinas más simples. A tu bebé le encantará escucharte.
Posteriormente, prepara un espacio para las lecturas, con fácil acceso a los libros, donde podáis disfrutad de las narraciones y las historias (cualquier lugar es bueno siempre que sea cómodo para todos).
Como ya hemos comentado, resulta fundamental crear un entorno en el que haya una amplia variedad de lecturas y que estas destaquen por su calidad. La idea es educar el gusto y la mirada de los más pequeños desde el principio. Presta atención a sus reacciones, a sus respuestas, para comprender sus gustos y preferencias como lector. Aprovecha los momentos en los que tu bebé está tranquilo y receptivo para compartir las lecturas y así poder disfrutarlas juntos.
¿Qué libros recomendarías para estas edades? ¿Te han parecido útiles nuestros consejos? ¡Nos encantará saberlo!